Querida Anastasia:
¿Qué tal tu boda? ¿Qué tal la vida de recién casada? ¿Qué tal tu embarazo?Supongo que estarás feliz y preguntándote quién soy. Lógicamente, no me conoces pero yo a ti sí y más de lo que te gustaría. Sé todos tus secretos, todos esos que no saben ni tus mejores amigos, ésos que te has callado para ti misma.
Llevo mucho tiempo observándote y la primera vez que te vi me llamaste tanto la atención que decidí convertirme en el espectador de tu vida. Ahora, sé todo de ti. Dónde vives, quién es tu marido, quiénes son tus padres, dónde trabajas...no hay ni un sólo dato que no conozca. Con dinero y paciencia, no me ha resultado nada difícil saber todo esto de ti.
Esta carta tiene un propósito y es contarte todo lo que sé de ti, mejor dicho, todos los secretos que sé de ti y si no haces lo que esta carta dice saldrán a la luz. Puedes ponerme a prueba, si quieres pero si no cumples el plazo que se te dá no tendré ni un hilo de compasión y lo diré todo. Para que veas que no es broma todo lo que te digo, atenta a los siguientes datos curiosos (secretos) que sé sobre ti:
1.- En tu juventud fuiste drogadicta, hasta tal punto que robabas a tus padres, echándole la culpa a tu hermano. Despreciable. ¿No se te remueve la conciencia al pensar en cómo tu padre le pegaba a tu hermano por algo que tú tuviste la culpa?
2.- En la facultad de medicina te juntaste con un grupo de chicas que se dedicaba a robar todo lo que pillaban y a torturar a todo aquel que no os caía bien. ¿Te hubiera gustado que te lo hubieran hecho a ti? ¿Te hubiera gustado que te apagaran cigarrillos por todo el cuerpo? Lo dudo mucho Anastasia, lo dudo mucho.
3.- Antes de casarte con tu recíén esposo, te tirabas a todo bicho que se movía. Te daba igual que él te amase y te tratase como a ninguna, tú olvidabas todo eso y los cinco años de noviazgo y te ibas con el primero que te llamaba la atención. ¿Eso es amor?
4.- Tu marido no es el verdadero padre de tu hijo. El verdadero padre tuvo una noche loca contigo y para rematar te quedaste enamorada de él, pero al decirle que ibas a dejar a tu novio por él y que estabas embarazada salió corriendo, así que no te quedó más remedio que decirle a tu novio que estabas esperando un hijo de él. Qué poca verguenza, ¿no crees? El pobre se ilusionó tanto, que ese acontecimiento fue el último empuje para pedirte matrimonio. Puedo adivinar por qué aceptaste. Quizá aceptaste para no verte sola y con un niño a cuestas, por que tu marido tiene el suficiente dinero para manteneros y más y lo más importante, por que piensas que es tan tonto que no se dará cuenta nunca de lo que has hecho.
Me das pena, Anastasia, así que te estoy dando la oportunidad de tu vida: ser sincera de una vez por todas y contar a tu manera la verdad. Si no lo haces tú lo haré yo y no te gustará. Tienes 48 horas para contar todo esto a las respectivas personas que les afectan, si no, toda esta carta llegará a sus destinatarios. ¿Chantaje? Puede ser, pero te aseguro, Anastasia, que dará resultado.
Mucha suerte, por que te hará falta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario