Ya tengo cuatro, sólo me falta la quinta para que todo vaya según lo planeado. Tengo la rubia que cada uno de sus mechones es como el rayo de Sol en mitad de verano, tan caliente...tan ardiente que no puedes resistirte a él. También está la morena, ese color intenso...ese color que te atrapa y te transmite calidez, bienestar, paz, dulzura. Luego está la pelirroja, ese rojo fuego...ese intenso deseo. Te transmite hacer cosas prohibidas, desafíos, retos y no puedes negarte. Cuando te quieres dar cuenta te ha atrapado entre sus garras. La cuarta es la castaña, una mezcla entre el intenso calor del Sol y la paz y tranquilidad que te transmite el moreno. Es una mezcla arrebatadora que te hace girar a su alrededor, olvidándote de todo lo que hay en tu mundo. Ella pasa a ser tu mundo.
La que me falta es mucho más intensa que la morena o incluso que la castaña. Es de un color azabache que te desploma, te hace volar e imaginar cosas que jamás creerías posible en este mundo...y en muchos otros. Tan suave como la seda, tan brillante como un diamante...la necesito para completar la colección...necesito a mi negro azabache.
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