Veo sombras y distingo a dos hombres y a una mujer. Me ayudan a incorporarme y me preguntan cómo he llegado hasta aquí y cómo me llamo. Con dificultad, respondo:
- Me llamo Diana y no sé cómo he llegado hasta aquí. Lo último que recuerdo es estar cocinando tranquilamente en mi casa para mi hijo. Pegué un sorbo a mi Coca-Cola y sentí mareo, demasiado mareo, así que me senté y me dormí. Al despertar ya estaba aquí. ¿Quiénes sois vosotros?
El hombre más alto contestó:
- Yo soy Dimitri y soy médico. Estaba en mi consulta mirando los informes de unos pacientes y comiéndome el bocadillo. Al beber del zumo empecé a sentir los efectos de una droga. Me puse las manos en la cabeza y me dormí. Desperté aquí y ellos seguían dormidos. Lo único que tengo en claro es que nos han drogado pero por desgracia no sé quién nos ha traído ni para qué.
La mujer dijo:
-Por desgracia yo tampoco sé nada. Mi nombre es Kelly y cuando empecé a marearme estaba en un bar con unas amigas tomando unas copas. Recuerdo marearme de una forma inquietante. Fui al baño para poder refrescarme pero sin darme cuenta caí rendida al suelo. Al despertarme vi a Dimitri y mi inquietud desde entonces no ha parado.
El último hombre se presentó:
- Axel. Me llamo Axel. Soy surfero y antes de ponerme a coger olas me tomé un batido. Al entrar en el agua todo iba bien, menos cuando empecé a desvanecerme como si fuera polvo. La ola me arrastró y me tiró de la tabla. No podía resistirme, no tenía fuerzas y me hundí. Al abrir los ojos descubrí que estaba encerado con Dimitri y con Kelly.
Asombrada, dije:
-Entonces, ¿quién y por qué nos tienen aquí?
Kelly contestó:
-Ojalá lo supiéramos o tuviéramos una pista.
El ensordecedor sonido que venía del exterior se hizo notar más y me percaté en la puerta de acero, pesada que nos separaba de la persona que nos había echo esto y mejor aún, de la libertad. No habían ventanas y el sitio era el más lúgubre que jamás mis ojos o ninguna de mis generaciones ha visto. Estábamos atados de los pies unos con otros, así que ponerse de pie y caminar era una tarea ardúa.
Nos quedamos escuchando ese sonido hasta que cesó. Nos pusimos de acuerdo para levantarnos y acercarnos hasta la puerta para ver si había algún recoveco por donde se viera algo o alguna forma de abrirla. Todo fue en vano la pesada puerta estaba cerrada desde fuera y no llegaba la cerradura hasta dentro, el pomo sólo estaba por fuera.
-Nunca saldremos de aquí y lo peor: a saber que nos harán-dijo Kelly.
Axel le contestó:
-Tampoco hay que ponerse melodramática.
-¿Y cómo pretendes que esté? Nos han secuestrado y Dios sabrá lo que harán con nosotros y si saldremos vivos de aquí- dije.
-A ver dejaos de bobadas y vamos a colaborar todos para salir lo antes posible de aquí sanos y salvos- gritó Dimitri.
Después de unas horas de reflexión la puerta sonó y empezó a abrirse. Desde fuera se veía una luz cegadora y una sombra. Instintivamente cerramos todos los ojos hasta que la figura entró y cerró la puerta tras de sí. Cuando pudimos abrirlos vimos que la figura llevaba una grabadora en la mano y un traje que no dejaba ver su sexo. La cabeza totalmente tapada. Le dio a un botón y una voz distorsionada por ordenador empezó a decir:
-Bienvenidos. Sois los elegidos. Muy poca gente sabe de nosotros y menos aún tienen el honor de formar parte de nuestro círculo. Dimitri eres un experto en medicina, Axel tu mente perversa pero liberal y tu actitud desafiante me impresionan, Kelly tu belleza, tu carácter y tu valentía me atraen y tú Diana tienes una capacidad innata que aún no has sacado a la luz pero que me darán muchos frutos. Estáis recluidos y os he drogado por que nadie debe ser cómo habéis llegado hasta aquí. Tengo una oferta muy buena para vosotros de la cual no os arrepentiréis: formad parte de mi círculo. Necesito gente como ustedes en él. Pensadlo, tenéis dos horas.
El hombre salió dela habitación cerrando tras de sí la puerta con llave.
Nos quedamos callados sin saber qué decir, hasta que Axel dijo:
-Yo acepto, tengo curiosidad y nada que perder. ¿Quién se apunta?
-Yo tampoco tengo nada que perder...pero es muy peligroso- dijo Dimitri.
-Asusta demasiado- corroboró Kelly.
-Tengo un hijo en el mundo, ¿qué sería de él si acepto? No puedo, no puedo hacerle eso. Necesito verle crecer, es mi vida entera y no puedo dejarle solo- contesté.
Mientras se ponía de pie Axel dijo muy seguro de sí mismo:
-¿Qué es el miedo si no lo afrontas? ¿Quién se apunta?
Nadie dijo nada. Axel se acercó a la puerta, tocó dos veces y dijo:
-Yo acepto, llevadme.
Al minuto la puerta se abrió y Axel caminó con una sonrisa de oreja a oreja,parecía que había visto el mismísimo cielo y como un autómata se dirigió al exterior. La puerta se cerró con un portazo.
Los tres nos quedamos mirando y Kelly dijo:
-Lo que hay detrás de la puerta no debe ser tan malo al fin y al cabo, mirad como se ha ido Axel. Yo me voy con él.
Tocó y al abrirse la puerta lloró con una sonrisa en la cara y se lanzó corriendo al exterior.
La puerta volvió a cerrarse.
-Parece que no hay nada malo allí, ¿vienes?- dijo Dimitri mientras se levantaba y tocaba la puerta.
Negué con la cabeza.
Dimitri suspiró de alivio al ver lo que le aguardaba en el exterior y se fue tranquilo, decidido.
Sólo quedaba yo en ese foso oscuro pero no sabía qué hacer. Al parecer habían cosas buenas detrás de esa puerta pero...¿y mi hijo? ¿Qué pasaría con él? ¿Me dejarán marchar si digo que no quiero participar en este absurdo juego? Lo dudo mucho.
Me armé de valor, suspiré y toqué dos veces la puerta. Al abrirse vi a mi hijo gateando y diciendo mamá. Corrí desesperadamente hacia él mientras se cerraba la puerta a mis espaldas. A medida que corría más se alejaba mi hijo y más crecía en mí la desesperación. Vi que una luz cegadora me quemaba en los ojos y atrapaba por completo a mi hijo. Grité y corrí con más fuerzas pero no conseguí atraparle. Caí de rodillas en el suelo y una oscuridad de magnitud desproporcionada me atrapó.
Al abrir los ojos me encontré de nuevo en la celda con las mismas personas y la misma pregunta del principio:
-¿Quién eres? ¿Estás bien?
Confusa empecé a pensar que había sido un sueño pero una parte de mí me decía que ese sueño estaba cobrando vida en ese momento y sólo yo sabía el final.

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