jueves, 20 de marzo de 2014

Luz eterna.

Voy perdida en las sombras buscando a mi otro ser. Hago que mis piernas aligeren y encuentren lo que tanto anhelo: luz, paz, descanso...mi otro yo.
Huyo tan rápido como puedo pero la oscuridad es inmensa y no hay paredes, ventanas o puertas por las cual guiarme. Todo esto es aterrador pero sé que al final del camino, por muy difícil que sea estará él y habrá valido la pena por que sólo quedará lo bueno, esto nos hará más fuertes.
Seguramente él está recorriendo el mismo camino que yo, buscando y ansiando lo que nos hace falta para vivir, lo indispensable, incluso más que la comida o el aire que respiramos continuamente. Cada segundo que pasa se hace más pesado y el aire que habita en esta soledad inescrutable me agobia, me sofoca. Espero de corazón encontrarle pronto por que se está haciendo eterno, demasiado eterno.
Ni siquiera puedo dormir o descansar en paz por que mi mente no deja de pensar que si llega antes que yo se irá o...que él no estará cuando encuentre la luz, ¿qué haré entonces? Él es mi mundo, mi vida entera, cada latido de mi corazón, cada gota de sangre que circula por mi cuerpo, cada rayo de energía y cada instante de vitalidad. Estoy totalmente perdida sin su amor.
Nos peleamos, nos enfadamos...pero siempre volvemos a amarnos por que no podemos estar el uno sin el otro, somos almas gemelas. Tenemos diferente polaridad pero es necesidad el estar juntos. Nos hacemos falta.
Me fallan las piernas y los ojos se me cierran y por fin, cuando creo que todo está perdido veo la luz pero me noto desvanecer. Antes de caer sin remedio al suelo noto unas manos firmes y un calor que sé de donde procede: es él. Está aquí, ha venido y estaremos juntos por siempre, nada ni nadie nos podrá separar. Viviremos nuestro amor hasta la eternidad.





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