He perdido la noción del tiempo. No sé cuánto llevo aquí. Estoy exahusto, cansado y aunque parezca difícil de creer, tengo miedo. A lo sumo he estado en este frío y oscuro bosque tres días. Me he comido a todo animal que se ha cruzado delante de mí.
Es increíble cómo te puede cambiar la vida. Un día te levantas siendo estudiante de universidad, con un piso y trabajo a tu cargo y otro eres un monstruo con colmillos, alas, garras y capaz de desgarrar a alguien con sus propias manos. Si le contase mi transformación a alguien dudo realmente que me creyera. ¿Quién va a creerme si digo que cuando llega la noche me transformo en un monstruo, en un ser que sólo piensa en devorar animales y beber su sangre, comer sus órganos?
Quiero y deseo salir de este bosque, regresar a mi casa, sentirme seguro. Lo necesito. He ideado un plan que llevaré a cabo. La única salida que veo para volver a casa es volar cuando sea de noche y controlar aunque sea durante el trayecto a este monstruo que puede conmigo. Doblega mi fuerza y no es capaz de pensar coherentemente, no tiene sentido común.
Falta poco para que anochezca. Mientras tanto lo único que me queda es esperar y pasar como pueda y sobre todo, con mucha calma.
La Luna está en lo más alto del cielo, brillando hermosa como sólo ella puede hacerlo. Me dirijo hacia el lago donde por primera vez y todas las noches desde entonces me transformo. Miro La Luna y seguidamente miro mi reflejo en el agua. Toco el agua y siento como en mi interior se va despertando algo que me avisa de que el monstruo quiere salir, quiere manifestarse. Mi sangre empieza a correr más deprisa por todo el cuerpo y mi piel es de gallina. De mis manos empiezan a salir garras, de mi espalda alas, de mi boca colmillos y mis ojos...ahora son amarillos. Ya está. El monstruo ha echo su aparición.
Antes de llevar a cabo mi plan necesito comer algo para poder aguantar todo el viaje sin cansarme. En lo alto de un árbol observo a un pajarillo con sus pequeñines y sin pensármelo dos veces vuelo hasta el nido y de un solo bocado saboreo a la madre mientras sus hijos me miran asustados. Luego, hago lo mismo con ellos. Me siento mucho mejor.
Comienzo a volar y así anduve toda la noche, no paré ni un sólo segundo hasta que vi el amanecer y decidí parar por que mi monstruo se marcha con la luz del sol. Divisé una colina y allí me quedé descansando durante todo el día.
Al atardecer bajé de la colina y comí unos cuántos frutos de los árboles más cercanos y sin aproximarme mucho hacia el interior, ya que no deseaba que nadie me viera. Cuando La Luna volvió a ponerse emprendí nuevamente mi vuelo y me sentí como nuevo. Ya quedaba menos o eso me parecía a mí para llegar a casa y eso me daba más fuerza.
A las dos o tres horas de andar volando divisé a lo lejos la Estatua de La Libertad y comprendí que ya estaba en casa. Sobrevolé con más rapidez y llegué hasta mi apartamento. Lloré como si fuera un niño pequeño en el día de Reyes y no tuviera regalos. Me sentí, por fín, seguro. Lloré y dormí.
Ya ha pasado una semana desde que he vuelto de ese maldito bosque y por más que me informo y busco respuestas no las encuentro. Sigo con mi trabajo y con mi carrera en la universidad. Y...por las noches...sigo transformándome en esto. En este monstruo, en este otro yo. Sigo alimentándome de animales aunque es difícil no ser visto por las noches aquí, con lo que se me hace más difícil encontrar comida, pero eso no se ha convertido en un problema ya que...a falta de animales...la sangre humana no está tan mal.
Periódico local:
"Se han encontrado muertos varios hombres y mujeres destripados, con arañazos y mordidas. Se encontraron secos literalmente ya que no había ni un solo milímetro de sangre en sus cuerpos. ¿Qué está pasando? ¿Continuará la masacre? ¿Quién o qué es lo que está causando esto? Y...lo peor de todo...¿está entre nosotros?"