Me llamo KLM63 y mi mayor afición es torturar a la gente. Suelo escoger a personas al azar, a las que me llame la atención su manera de caminar, de hablar, de mirar...etc. Hoy tengo a tres nuevas caras en mis lindas guaridas, esperando cada una a por su castigo merecido. ¿Que por qué torturo a la gente sin que
me hayan hecho nada? Pues no lo sé. Puede que se deba a algo psicológico y traumático de mi infancia,
donde mi sagrado padre me azotaba con un látigo, me encerraba durante días y me daba excrementos y
orines para comer y beber. ¿Cómo sobreviví? Ni yo lo sé. Estaría bien olvidar el paso y dejar todo atrás pero por desgracia torturar a la gente me alivia, me hace sentir bien. También, por desgracia para mis presas nunca superan los obstáculos tan sencillos que les pongo y mueren.
Para jugar siempre me pongo una capucha totalmente negra que me cubre la cara, una bata
que no deja ver mi cuerpo, guantes y por si acaso, para no dejar cabos sueltos, una máscara que no deja ni
ver los ojos, sólo tiene un pequeño agujero con la medida exacta de la pupila para ver y que vean lo
estrictamente necesario en el caso de que despierten antes de lo que esperaba. Grabo a todas mis presas
para tenerlas de recuerdo. Suelo meterlas en una habitación insonorizada y bien cerrada.
Va siendo hora de jugar. He escogido a tres personas.
Nuestra chica se llama Giselle y la vi por la calle hace dos días. Tenía un andar muy coqueto, segura de sí misma, pero no fue eso lo que me llamó la atención. Fue su cara. Su mirada, para ser más claros. Era triste, la más triste que he visto jamás, pero también en ella había furia, furia como la de los titanes y decidí que tendría que participar en mi juego.
Me despertó un fuerte golpe. Me sentía aturdida y perdida. No recuerdo qué pasó ni donde estoy.
Es una habitación completamente blanca, parece como de un manicomio. No hay ventanas y la única salida es una puerta de acero llena de candados y cuerdas que se abren desde fuera. Echando un vistazo a la habitación veo una caja fuerte con un cuchillo y una nota. Huele espantosamente mal y la habitación es muy grande. Me dirijo hacia el olor y veo tres animales: un gato, un cerdo y una serpiente. Vuelvo a donde desperté y cojola nota. Me viene algo a la memoria: un hombre, o una mujer, no lo recuerdo. Sé que me agarró y me forcejeó, no recuerdo más. Lo siguiente es estar aquí. Comienzo a leer la carta escrita a máquina desesperadamente: "Hola, Giselle. Estoy feliz por que vas a participar en la experiencia de tu vida. Vamos a divertirnos mucho. ¿Conoces el juego de la tortura? Bien, pues yo te torturaré y tú serás la torturada. Delante de ti tienes una caja fuerte que contiene una bomba. La bomba se activará en cuanto vea que terminas de leer esta nota. Sí, te veo, Giselle y te veo muy bien. Para abrir la caja y desactivar la bomba necesitas tres números que son la combinación para tu libertad. Esos tres números están en cada cuerpo de los animales que has visto. El cuchillo te ayudará a encontrar las tarjetas plastificadas que se encuentran dentro de ellos. Ah, por cierto, querida Giselle, la bomba está programada para que en dos minutos estalle. Ha sido un placer, Giselle".
¿Qué? Esto debe ser una broma. Tiro la tarjeta y escucho un leve tic-tac que sale de la caja. Me
acerco y lo escucho más claramente. ¡Joder, es una puta bomba! ¡Me ha raptado un puto psicópata! Cojo el cuchillo y doy vueltas desesperadas. No soy capaz de matar a nadie, ¿cómo voy a matar a tres animales?
También son personas. ¡Joder! O ellos o yo. Me acerco al cerdo y me mira con cara de asustado, no voy
a ser capaz. Doy media vuelta y me acerco a la serpiente. Dios, este bicho acojona pero es más fácil para mí matarle a él primero. Doy unos pasos para atrás y cogiendo carrerilla me lanzó contra ella y la acuchillo. La abrí en canal entre sollozos. Vi la tarjeta y la cogí. De repente el tic-tac se vuelve más rápido. ¡Joder, el tiempo! ¡Sólo eran dos minutos! Me lanzo contra el cerdo y luego contra el gato con todo el dolor de mi corazón, pero cuando estoy a punto de introducir el segundo número el tic-tac cesa y me quedo inmóvil, ¿qué pasa? Seguidamente oigo un pequeño siseo y exploto por los aires.
Vamos con el segundo. Al segundo lo encontré por el centro comercial y trataba de ligar con una chica, fue algo muy penoso. Lo más penoso que he visto en mi vida, por eso decidí traérmelo aquí. Se llama Arthur y es flacucho y alto como un pino. Al encender la cámara para espiarle y ver su tortura aún dormía. Le tenía una bonita sorpresa preparada y le iba a encantar.
Me desperté por sentir el frío suelo contra mi espalda, metiéndose por todo mi cuerpo. Lo primero que vi fueron las cuerdas que me ataban de pies y manos a una jaula de tamaño desmesurado. Es como si
la hubieran hecho a medida para un humano. Era grande y de hierro oxidado. Al mirarme para comprobar si tenía heridas me acordé de la persona que me atacó, aunque no recuerdo su imagen ni su sexo. Me pegó y me trajo hasta aquí. Estoy desnudo, me ha quitado toda la ropa. Tengo un fuerte dolor de cabeza, debido a un golpe, seguramente. Delante de la jaula, en la oscuridad, escucho como a bichos trajineando. De repente una luz se enciende al fondo de la habitación y me percato de que el ruido viene de de una caja llena de sanguijuelas. Seguidamente, empiezo a escuchar una voz distante, como hecha por ordenador:
"Hola Arthur, ¿bonito despertar? Espero que tu jaula sea lo bastante bonita por que en ella pasarás los mejores momentos de tu vida. Te he atado aunque realmente no hacía falta, pero así da más emoción.
Me gusta torturar a la gente y tú eres mi presa hoy. La jaula en la que estás encerrado lleva un candado
especial en la parte superior y debido a tus ataduras y a la altura de la jaula, que son tres metros, no saldrás
de ahí. Los barrotes son fuertes y el grosor entre cada barrote no es lo suficientemente grande para que
pases ni siquiera un pie, pero...estoy seguro que las personas que hay en la caja que tienes delante, podrán
pasar sin problemas. Un gusto enorme, Arthur".
¿Qué coño es esto? ¿Van a matarme? ¿Por qué? Las sanguijuelas están empezando a acercarse a la jaula. Intento escalar pero es imposible. ¿Qué he hecho para acabar así? Noto que la primera me sube por la
pierna y empieza a meterse por mi piel. Siento cómo empieza a chuparme la sangre, a dejarme sin fuerzas y cuando sus amigas entran en acción me desmayo y caigo en el suelo. En mi último aliento veo que el techo de la jaula se abre y con mis últimas fuerzas intento subir hasta ella, pero algo me atrapa el pie, siento una mordida y al mirar de nuevo hacia el suelo no veo nada. Siento que la vida me abandona y... me voy.
Queda una persona, una persona muy especial. Le conocí en un bar de copas, muy entrada la noche. No sé si llamarla chica o chico, ya que era un travesti.
La única luz que entraba por una ventana casi en el techo me cegaba. Desperté aturdida, sin
saber dónde me encontraba. La noche anterior había bebido demasiado y mira dónde estoy ahora por eso.
Juro no beber más en cuanto salga de aquí. Decido dar una vuelta por la habitación en busca de una puerta
pero no encuentro nada, parece que la única salida es la ventana que está rozando el techo. En un rincón
huele realmente mal, tropiezo y caigo. Cuando mi vista se adapta a la oscuridad me percato de que he caido encima de alguien. Al alzar las manos veo que tengo sangre y busco desesperadamente la razón. ¡Estoy rodeada de gente muerta y completamente abierta! Noto que una grabadora se pone en marcha y oigo la voz fina de alguien que ha aspirado el aire de un globo. No sé si es un hombre o una mujer.
"¿Qué tal, Zoe? Me lo pasé muy bien anoche en el bar, hasta que descubrí quién eres realmente. No
tengo nada en contra de las personas que se operan el sexo y deciden ser quienes no son realmente, pero ese es un tema que no nos incumbe ahora mismo, ¿no crees? Te estarás preguntando cómo y por qué estás aquí. Bien, pues estás aquí para jugar, para pasar un buen rato y para darte la oportunidad de salir con vida de aquí o morir. La única salida, como ya has comprobado es una ventana a la altura del techo. La habitación mide veinte metros de alto y a los ocho metros tiene unas aberturas que te ayudarán a seguir el camino hacia la libertad. Te preguntarás: ¿y cómo escalo los otros metros, hasta llegar a las aberturas? Buena pregunta. Los cuerpos muertos que tienes por ahí te serán de gran ayuda si los amontonas y subes por ellos. Te deseo mucha suerte, Zoe, pero se me olvida algo muy importante. En esa habitación he esparcido por todo el aire que llevas respirando un gas nocivo que si se respira cierto tiempo, produce la muerte. Tu organismo se deteriorará. Suerte, Zoe, por que no te queda mucho tiempo".
¿Qué cojones es esto? ¿Es una broma o qué? Me siento bastante mareada y con ganas de vomitar,
no sé si es por el olor y la imagen de todos esos cuerpos o si es por el jodido gas que el lunático o lunática ha metido aquí adentro, en el caso de que sea verdad. Seguro que es una broma pesada, como todas las que me
hacen, pero esta se lleva el premio gordo. Me siento en el suelo y apoyo la cabeza contra la pared, cierro los ojos y me duermo. Me despierto al cabo de poco vomitando sangre y me doy cuenta de que realmente no es una broma. Nadie me sacará de aquí, a menos que haga lo que me ha pedido. Así que intento levantarme pero caigo en el suelo. No tengo fuerzas. Aun así me deslizo hasta los cuerpos y poco a poco los arrastro hasta que quedan debajo de la ventana. No sé cuánto tiempo pasa hasta que los amontono todos, pero consigo con mis últimas fuerzas subir por ellos. Al cabo de varias paradas diviso un entrante en la pared, que debe de ser mi ayuda para seguir escalando. Unos centímetros más arriba veo otro y así empiezo a escalar. Hasta que me entra de nuevo la tos y vuelvo a sangrar, me siento mucho peor. Siento que me muero y antes de darme cuenta mi cuerpo se ablanda, se suelta y cae al suelo, dando un fuerte golpe que anuncia mi muerte.