jueves, 29 de diciembre de 2011

Historia de un adolescente


Desde pequeño he estado en un hospital, parte de mi vida se quedó encerrada allí. Antes de seguir contando mi historia quiero presentarme, me llamo Juan Miguel y tengo dieciséis años.
Cuando nací tuve una enfermedad llamada “hidrocefalia”, no fue hederitaria, fue una complicación en el parto, choque en alguna parte de la vagina de mi madre. Cuando salí de su vientre, cuando me dio a luz, mi cabeza había aumentado de tamaño exageradamente, pues el líquido se quedo dentro de mí y fue directo a mi cabeza, haciéndome desde ese momento, diferente a los demás y condenando mi vida.
Mi madre decidió salvarme y hoy día se lo agradezco, por que hoy estoy vivo gracias a ella.
Al nacer me metieron en una incuvadora hasta que el médico me llevó a una sala grande y blanca, me dormí a los pocos minutos. Cuando desperté mi cabeza seguía igual y mi madre lloraba y sonreía a la vez junto a mí.
Me hice grande, un niño grande y me contaron mi historia. Me contaron que cuando me metieron en esa habitación me pusieron una inyección para sacar el líquido que hacía a mi cabeza gigante. Una vez fuera ese líquido me rajaron por las dos partes de la barriga, derecha e izquierda y me metiron un cable, ese cable llegaba hasta la cabeza. Por supuesto, también me rajaron por la cabeza para poder poner la bálbula que controla el líquido que tiene mi cabeza. Ésa fue una de las operaciones que tuve.
Tuve suerte y mi cabeza fue haciéndose normal. Hasta que llegó el momento en que tuvieron que cambiarme la bálbula. En el quirófano hubo una complicación, pues mi otro caquetete, que así es como llamaban al cable que tenía en mi interior, estaba atascado, no podían sacarlo. No hubo otro remedio y me metieron otro a la fuerza, como pudieron. Con lo cual, hoy cuento con dos caquetetes en mi interior. Uno regula la bálbula y otro está atascado por mi cuerpo, Dios sabe dónde.
También me contaron que tuvieron que operarme el ojo izquierdo por que el líquido de mi cabeza había paralizado el nervio del ojo. De esa operación también salí sano y salvo, pues conservé mi ojo en perfecto estado.
Ahora mismo estaréis pensando que vaya vida más chunga que tengo, ¿no? Pues para seros sincero, sí, las he pasado fatal, pero pese a todo estoy aquí de pie. Mi cuerpo ha aguantado catorce operaciones: una de ojo y trece de cabeza. Mi cabeza es normal, ni grande ni pequeña. Sigo con la bálbula por supuesto, pues sin ella no sé qué haría, incluso, si me tocas la parte derecha de la cabeza la notarás, pero por y gracias a ella hoy sigo aquí.
Esta enfermedad me ha limitado, pues tengo que tener cuidado con los golpes que me doy en la cabeza e incluso a los deportes que juego. Al mínimo dolor de cabeza ya estoy en el hospital, es más ya lo considero como un hogar, no me asusta estar en una de esas camillas.
Muchas veces he sido objeto de burla, si estáis pensando eso. Sí, ha dolido, he llorado, me he derrumbado pero...¿sabéis qué? ESTOY VIVO. Me da exactamente igual lo que digan los demás, he pasado por demasiadas cosas como para preocuparme por un jilipollas que se venga a meter con mis discapacidades, aunque yo no las considero así.
Tengo a mi familia, a mis amigos y a mi novia que a pesar de saber lo que tengo me tratan como a un igual, y con ellos me siento así: SOMOS IGUALES.
Mi historia no es para llorar por mucho que haya pasado, mi historia es para que sepáis y para apoyar a los que están igual e incluso peor. Hay que salir adelante y luchar por vivir.
Tengo dieciséis años y no sé cuántas operaciones me quedan todavía por aguantar, pero sé que podré con ellas, por que cuando me derrumbe pensaré: “Tengo familia, amigos y novia que me apoyan, mi vida merece la pena y VOY A VIVIR”.
La vida es lo más bello que nos puede pasar, no la dejéis escapar. Por supuesto, yo no la dejaré escapar tan fácilmente pase lo que pase o venga lo que me venga.

Historia real.







miércoles, 28 de diciembre de 2011

Primer amor

Llévame a un mundo lejos de aquí
en el que sienta que vale la pena vivir,
hazme feliz
sin miedo a sufrir,
quiero reír,
quiero sentir.
Quiero dormir en una nube junto a ti,
que pases toda tu vida junto a mí.
De ti no me quiero separar,
me enseñaste a amar,
a cuidar,
a tratar,
a comprender,
a aprender...
Si me dejas mi mundo caerá
el mar se vaciará,
la Tierra dejará de rodar
y mi vida terminará.
Te amo,
te quiero,
dame un simple beso.
Contigo quiero marchar
para no volver nunca más,
dame tu mano,
llévame contigo
volemos alto.
Eres mi primer amor
el que nunca podré olvidar,
¿me vas a dejar?
¿Vas a marchar ya?
Adiós mi amor,
pero quiero que sepas
que en mi corazón,
siempre quedará la huella
del primer amor.






viernes, 23 de diciembre de 2011

Sueño conseguido

Me llamo Enrique. Os preguntaréis quién soy y os lo explicaré, por que para eso estoy aquí hoy.
Desde pequeño mis padres me abandonaron, fui enviado a un reformatorio en el que me adoptaron unas personas malas. Me maltrataban, me hacían trabajar, hacer las tareas de casa, comía solamente las sobras... en fin, que me trataban peor que a un perro. Este trato lo aguanté durante muchos años debido a que era menor de edad. Una vez intenté escapar, pero de nada sirvió por que los muy desgraciados llamaron a la policía y desde ese día, me tenían controlado en cada movimiento que hacía. No tenía a nadie, estaba solo en el mundo.
Muchas veces busqué a mis verdaderos padres pero todos los intentos posibles fueron fallidos.
Cuando cumplí dieciocho años, me fui de esa inmunde casa y naufragué con las pateras que en aquellos tiempos acogían tanto a blancos como a negros. Al cabo de permanecer una semana en la mar, divisamos tierra. Habíamos llegado a Alemania. Me busqué la vida como supe, puesto que encontrar trabajo nada de nada, pues no tenía estudios. Llegué sin dinero, sin propiedades, en malas condiciones, no tenía ningún familiar o amigo que me acogiese y por supuesto, no sabía nada de aquel lugar.
Estuve tres días recorriendo las calles alemanas, hasta que el hambre, el cansancio, la sed y la arrogancia de la gente me tiró al suelo rendido. No sé cuánto tiempo estuve inconsciente pero desperté en un hospital. Al parecer me habían encontrado y me tomaron por drogadicto o alcohólico.
Después de dar explicaciones, de decirles a los médicos quién era y de dónde venía, me ayudaron. Al estar completamente repuesto de mi desnutrición, me dirigí hacia el Ayuntamiento para pedir ayuda. Allí, me dieron toda la necesaria para sobrevivir mientras encontraba algún trabajo.
Me presenté en un muelle exponiendo mis servicios como limpiador de barcos. Me habían dicho que allí no hacían falta estudios, si no fuerza y saber usar las manos. Trabajaba doce horas diarias, de lunes a sábado, quedando para mí el domingo.
Con respecto a mi hogar, hasta que no cobré la ayuda del Ayuntamiento dormí en los barcos.
Al recibir la ayuda, me dirigí a un hostal donde habían cuartos compartidos y alquilé uno.
Con este trabajo y en ese hostal pasé al menos diez años, hasta que tuve el suficiente dinero reunido como para pagarme un cursillo para poder estudiar y pagarme el sustento hasta que terminara el curso.
Terminé al cabo de dos años y me puse a trabajar de columnista en un periódico. Yo siempre había soñado con ser actor, salir en la tele, tener fans, disfrutar de la vida y un día, retirarme dignamente y ser feliz con mi mujer e hijos. Pero la vida no lo quiso así, me tocó ser infeliz, o al menos intentar salir adelante con lo poco que el mundo daba.
Estuve con esa compañía siendo columnista cinco años y me fueron geniales. Gané el suficiente dinero como para renovar mi vestuario, tener comida de sobra para todo el mes y comprarme un piso decente, con sus muebles, agua y luz. Por supuesto tenía dinero reunido, pues nunca se sabe lo que puede pasar.
Dejé de trabajar en ese periódico como ya he dicho, para dedicarme a escribir por mi cuenta. Ya que no podía ser actor, al menos, ya que me gustaba, quería ser escritor y así poder contar mi vida.
El primer libro que saqué a la venta fue exitoso y enseguida me hice famoso en casi todo el mundo. Me sentía pletórico de alegría. Al cabo de unos años publiqué tres sagas, contando mi enorme y pobre vida.
Con estos libros me llevé el Nobel de Literatura y me sentí orgulloso. Seguro que si mis padres me vieran, se sentirían igual que yo.
Una noche, salí con un par de amigos a cenar por ahí y conocí a la mujer más hermosa que jamás haya visto una criatura. Se llamaba Nelly, tenía el pelo castaño largo y rizado, era de mi estatura y de todos sus poros emanaba belleza.
Nos conocimos más profundamente y decidimos salir juntos, hasta que llegó el día de casarnos. Junto a ella pasé los mejores momentos de mi vida y no la cambiaría ni por todo el oro que hoy poseo, que son mis libros.
Al estar seis años de casados, tuvimos a nuestro primer hijo, llamado Kyle, que fue una alegría en la casa, en mis historias y en mi matrimonio. Cuando Kyle tenía dos años, nació Stephanie, la segunda belleza.
Mi vida estaba completa: tenía la mejor esposa del mundo y los hijos más inteligentes. No podía pedir más.
Hoy, tengo setenta años, estoy retirado y aún así, sigo firmando autógrafos y parándome en la calle para hablar con la gente que me recuerda y ha leído mis libros. Dos veces por semana doy consejos a mis fans que me escriben por medio de una página de Internet. Kyle se ha casado y tiene una niña preciosa llamada Nínive, Stephanie también se ha casado y ha tenido gemelos: Nahúm y Kenai. ¿Qué os puedo decir de Nelly? Sigue igual de hermosa, no ha perdido ni un toque de belleza, los años no pasan por ella.
Ya tengo mi vida hecha y he sido quien he querido ser a pesar de la adversidades, ya lo habéis visto. No dejéis de luchar por vuestros sueños, podéis conseguirlo, luchad, no os canséis nunca. Siempre tendréis un apoyo.
Todos nosotros tenemos un tesoro en nuestro interior que tenemos que descubrir, cuando lo descubráis, haced todo lo posible por que reluzca.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Gestos





















Un beso,
una caricia,
una lágrima,
una sonrisa...
Un abrazo,
un suspiro,
los sentidos,
algo vivido...
Una mirada,
una palabra,
un gesto,
un reto...
Un cuerpo,
un momento,
un susurro,
un ser vivido...
Un roce,
un goce,
una llamada,
personas amadas...
Querer...
Amar...
Desear...
Añorar...
Te amo mi amor
jamás te podré olvidar.
Sólo hazme un favor
antes de marchar:
nunca dejes de amar
y mucho menos de soñar.

Sin ti...

Sin ti no soy nada,
sin ti se acaba mi polvo de hada.
Dame tu mano
no me dejes caer,
dame un beso
que me haga enloquecer.
Te quiero,
no lo niego.
Quédate conmigo,
estáte tranquilo
siente mi suspiro...
Te amo
y me desespero,
no te vayas,
espera un momento.
Lo siento...
No sé por que te lo digo...
Lo siento por amarte,
por quererte,
por desear verte...
Necesito decirte que te amo,
que te quiero...
extraño tus besos.
Tus caricias son brisas
que me producen sonrisas.
Ámame,
no me dejes,
no me sueltes.
Abrázame y no me vuelvas a soltar,
deja a tu corazón volar,
deja de llorar...
nunca me voy a marchar.

sábado, 3 de diciembre de 2011

Amor eterno.

Mi amor por ti es demasiado grande,
por ti, soy capaz
de perderme en cualquier valle.
Mi corazón te entrego
sin miedo a perderlo,
mi vida te doy
para que la compartamos hoy.
Estira tu mano,
toca mi cara,
siente en tu piel
todo el amor
que mi corazón
hoy, por ti derrama.
Amarte es lo más bello de este mundo,
quiero que siempre estemos juntos...
Aunque nuestros caminos
no sigan juntos,
escucha mis suspiros,
siente mis latidos,
todos los besos que he repartido.
Tu cuerpo es una droga,
la peor de todas,
te engancha sin remedio
olvidando todo lo que había por medio.
Contigo no existen los problemas,
las cargas, los sistemas...
contigo no existen las lágrimas,
a tu lado encuentro la calma
que un día quise tener
y que ahora tengo,
dame tu corazón,
no tengas miedo.
Te amaré siempre
o como dicen los ingleses,
forever.
Ámame como yo a ti,
quiero ser feliz.
Y el día que deje este mundo
contigo quiero estar,
tu mano acariciar,
tus labios besar...
para poder esperarte
en la inmensa eternidad.

viernes, 2 de diciembre de 2011

Abuela.

No sabes cuánto te echo de menos,
no sabes lo mucho que te quiero.
Desde que te fuiste de mi lado
el Sol se ha marchado.
Vuelve junto a mí,
te juro que no te dejaré ir,
quédate junto a mí.
Recuerdo tus abrazos y caricias
y las veces que lloraba en tu regazo como una niña.
Recuerdo tus dulces besos
y tus famosos consejos,
siempre tenías razón,
conocías muy bien cada ocasión.
Te sigo queriendo
aunque no estés a mi lado...
vuelve un segundo,
dame tu mano....
dame un abrazo...
dame tu voz...
Hoy soy capaz
de entregarte mi corazón.
Abuela, no podré olvidarte
pero sé que me amaste,
al igual que yo a ti.
No sufras por mí,
sabré sobrevivir.
Mírame desde el cielo
y sonríe,
que una estrella brillará
y sé que me velarás.
Siéntete orgullosa de mí,
por que yo lo estoy de ti.
Lo siento por los malos momentos,
por los descontentos...
Hoy te digo la verdad,
no te puedo olvidar,
no te puedo dejar de pensar,
no te puedo dejar de amar.
Por ti saldré adelante,
pase lo que pase.




Un mundo.





Sueño con un mundo libre,
con un mundo sin peleas,
sueño que cojo rumbo
hacia una nueva tierra.
En ella no hay racismo,
ni distinción social...
en ella, todos nos queremos por igual.
Un mundo donde los sueños se hacen realidad,
donde lo principal es amar,
en el que se pueda gritar,
llorar,
acariciar...
Por un mundo así,
daría todo lo que tengo.
No me importa el dinero,
no me importa lo material,
sé que si me lo propongo
podré llegar.
Ese mundo que te cuento
no está muy lejos de la realidad,
ese mundo es mi futuro,
ese mundo es la paz internacional.