martes, 11 de diciembre de 2018

Máscaras.

Y un día te levantas y te das cuenta que ya nada es como antes,
que todo aquello a lo que amabas se ha esfumado en un instante.
Analizas todas las decisiones que has tomado,
todas las veces que te has equivocado, callado, amarrado,
humillado, destrozado, llorado...
y pasas a ser alguien que vive de recuerdos amargos,
un ser que deambula sin vida como si hubiera perdido el alma,
un ser que aparenta felicidad debajo de una máscara.
Máscara que jamás mostrará ante nadie por miedo,
por que el dolor que le atormenta es más fuerte que cualquier deseo.
Mas, en su interior, sigue una débil llama esperando, rezando
a que en cualquier momento o situación vuelva a aparecer ese "yo",
a sentir el calor, el ardor, el amor...






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jueves, 8 de junio de 2017

Tesoros en tu mirada.

Desde pequeña creí haberme perdido en el camino
pero al conocerte todo cambió.
La soledad que en mí habitaba amainó
y supe que desde ese momento la tristeza se acabó.
Llegaste como un rayo de esperanza
inundando toda mi alma
y haciéndome sentir querida,
¿qué más le puedo pedir a la vida?
Supe cómo era el paraíso al besar tus labios
y me muero por degustarlos.
Conocí a La Luna con uno de tus abrazos
y descansé en ella,
me dejó acurrucarme en sus brazos.
Descubrí los universos que esconden tus ojos,
ahora soy un pirata que anda como loco
descubriendo todos sus tesoros.
Sentí la felicidad en mi propio corazón,
sólo tus actos sobre mi cuerpo causan esa reacción
y tu sonrisa limpia y clara
hace que todos los problemas decaigan.
Déjame perderme en tu mirada
y revolcarme en tus caricias,
déjame sentir que no hay más que tu aliento sobre mis mejillas.
Para el tiempo con tus palabras
y no me sueltes por nada,
agárrame tan fuerte como si de un hilo colgara
y hazme enloquecer como aquel día en tu cama.
Voy a proteger tus sueños con anhelo
y arroparte cuando el frío intente calar tus huesos,
darte calor es lo que pretendo
y que a mi lado sientas que todo es eterno.
Ahora sé lo que es el amor
y gracias a ti he olvidado el dolor.
Quédate conmigo y volemos sin decir adiós
que el mundo es muy pequeño y a tu lado se ve mejor.






miércoles, 26 de abril de 2017

Mar de dolor.

Quise despertar, ver al Sol nacer, la Luna envejecer y el tiempo correr pero mis ojos están cerrados, no quieren seguir mirando...No volverán a ver el Edén, el hermoso atardecer, no disfrutará de la dulce poesía, de sentirse querida y siento cómo la vida se escurre por mis heridas.
Sin saber qué hacer ni qué decir me dirijo sin rumbo hacia ti, hacia mi perdición, mi maldición, el ser cruel que me ha querido así, sin redención. Mi barco no tiene otro rumbo, ya que por mucho tiempo fuiste el único, mi tabla de navegación, el capitán que maneja el timón mas ni cuenta me di que la ruta era el mar de tus recuerdos, allí donde entierras a las personas que alguna vez te quisieron. ¿Por qué no pudiste dejarme ir cuando ya no querías seguir? ¿Tenías que hacerme sufrir? ¿Era necesario abandonarme en este escenario tan ruin con sucio olor a jazmín, rodeado de cuerpos inertes que el mar sostiene fruto de tu acto infantil?
No sé a dónde mirar y de pronto tú te has marchado, me has dejado aquí, con el corazón marchitado, echo mil pedazos y sin querer cada retazo se ha ido colando por los cuerpos llenos de balazos. Igual que a ellos...¿mi final será así de trágico? No quiero ni imaginarlo. Mi vida entera te dediqué, no me di cuenta, no me percaté de que mi inocencia era más que tu inteligencia y eso te gustaba, de mí te aprovechabas. Por el camino equivocado me llevaste y cuando ya era demasiado tarde no supe alejarme, ¿por qué no lo vi? ¿De verdad todo acaba aquí, así?
Cumpliendo la condena de un preso me has arrebatado el disfrutar de la vida, las ganas de sentirla. Lamentos, sollozos, deseos perdidos en un pozo y aún en mi cabeza rondan tus mentiras en las que me decías que me querías y no me dejarías caer, ya no soy la niña ingenua del ayer. Me reclutaste para vivir en un mundo donde la gente no puede sentir afecto...no son capaces de mostrarse respeto y siguen buscando, deambulando algo que les de calor, fuerzas para volver a ser ese "yo".
Sin embargo, debajo de tanto dolor hay algo que el hielo no derritió, algo que no arrasó tras la destrucción y sin saberlo teníamos delante nuestro mayor don. Nos logramos alzar como soldados que han asumido perder una batalla pero armados de nuevo en busca de venganza. Seguiremos luchando día tras día por recomponernos, armarnos y volver a ser eternos. Nadie jamás nos volverá a usar y pronto tú caerás, sufrirás, sentirás lo que significa que la vida te abandone y sin poder remediarlo querrás suplicar miles de perdones pero muy tarde será, has echo demasiado mal.



viernes, 25 de noviembre de 2016

Cartas a un soldado (cuarta parte):

¡Oh, amada mía! ¿Dónde me encuentro? ¿Qué he echo mal para merecerme este sufrimiento? Lo único que recuerdo es estar descansando y ser sobresaltado por mis hombres, diciendo que estábamos siendo asaltados...¡nuestros enemigos nos cogieron despistados! Salí veloz como un rayo pero qué sorpresa la mía al ver que fuera la guerra se había desatado. Luché con todo mi corazón y con todas mis fuerzas pero ¿de qué sirvieron? Pues aquí, solo, dolorido y nauseabundo me encuentro sin ser capaz de llegar a un raciocinio lógico. Quiero abrir los ojos pero tengo miedo...esa palabra jamás la he experimentado pero hoy...hoy he fracasado. Ellos confiaban en mí para hacerles héroes, el pueblo rezaba por nosotros lanzando plegarias a Dios de victoria y tú...tú amada mía que ni siquiera sé tu nombre debes estar decepcionada. Tus cartas cada día me hacían más fuerte y eran el único motivo por el que deseaba terminar esta guerra, para poder buscarte y amarte todos los días de mi vida. No me importa la riqueza o la pobreza de tu ser si no la de tu alma. Nunca me había percatado de tu presencia en el pueblo pero ahora no pienso en otra cosa que no sea en vuestra merced. Quizás ya habrán llegado al pueblo las buenas nuevas de nuestra derrota pero tranquila, sea como sea vengaré a mi pueblo, a mis hombres y por supuesto...tus lágrimas.
Siento un dolor indescriptible en el costado y lentamente siento cómo mi cerebro vuelve, poniendo en movimiento a todo mi cuerpo. Abro lentamente los ojos y puedo ver el horror allá donde se deposita mi mirada. Las tiendas de campañas están arrasadas y muchas aún arden, algunos enemigos se hallan sangrientos en el suelo y en una vida mejor que la que existe, el aire está impregnado de un olor a fuego, sangre e ira. Poco a poco me incorporo sobre mis rodillas y puedo ver que mis hombres yacen un poco más allá, totalmente inertes pero orgullosos de haber luchado por lo que más querían. No puedo aguantar la gran ansiedad que me viene desde lo más profundo de mi ser y cogiendo fuertemente aire grito...grito hasta quedarme sin aliento y luego me dejó caer y lloro, sacando todo lo malo y limpiando mi alma para reponer fuerzas.
Lentamente me incorporo y analizo la espada que atraviesa mi costado. Agarrándola fuertemente con las dos manos jalo de ella con un movimiento eficaz. Sangra mucho y escuece pero no es comparable a la tristeza que me embarga. Me ato alrededor del costado la ligera camisa que llevo debajo de la armadura y empiezo a inspeccionar la zona en busca de provisiones, armas y medios de transporte.
¿Qué será de mí, amada mía, si nunca más me llegarán tus cartas? ¿Qué será de este ser que lamenta por el camino de la vida totalmente perdido y arruinado? ¿Qué será de mí si no soy capaz de avanzar y antes de encontrarte caigo por el camino? Yo sé la respuesta a esa pregunta pero no es fácil de asumir...Haré todo lo posible por encontrarte ya que la mayor derrota no es perder la guerra si no perder tu corazón...




miércoles, 1 de junio de 2016

Verte en sueños.

Te vi...sí, sé que eras tú. Es imposible olvidar esa sonrisa que ilumina al mundo como si se tratara de la noche más estrellada. Tu mirada, tan profunda que desnuda el alma, es como si Adonis estuviera desnudando a Afrodita muy lentamente y todos se deleitaran con dicho espectáculo. El color de tus ojos, tan parecidos pero diferentes a la vez, guardando en su interior un océano entero en el cual perderse y hacerse pirata, reinando en él. Tus brazos, tan seguros que podrías abarcar con ellos al mundo entero mientras duerme para protegerlo, como si de Neftis se tratara. Tu pecho, emanando calidez y acogiendo en su interior al mayor tesoro que se puede entregar: tu corazón.
Te vi en mis sueños y es imposible que ahora estés delante de mi ser, ofreciéndome una visión tan clara como en ese sueño que me atrapa una y otra vez, todas las noches de mi vida. Te conozco a la perfección y sé de memoria cada uno de tus movimientos, esos mismos movimientos que mis ojos no dejan de mirar por que están alucinados, como un niño cuando ve a un mago hacer un truco de magia y le pide que lo haga una y otra vez, sin cansarse.
Te veo ahora y no sé qué decir...mi cuerpo, pequeño y fatigado no tiene capacidad de movimiento, ya que tu sola presencia lo detiene, lo congela y no puedo pensar con claridad...todo se esfuma y me acelero. Me miras, sí, sé que me miras y no sé cómo actuar. Cierro los ojos rápidamente para intentar desaparecer pero siento tu mano en mi rostro y transmite tanta paz como el rayo de Sol por la mañana, como la taza de café recién echo, como el agua caliente que cae sobre tu cuerpo.
Te veo, te siento y sólo quiero que me beses, por favor, hazlo. Atrápame y sácame de este hechizo donde tú puedes hacer lo que quieras. Da igual, no importa, no tengo miedo de ti pero sí de la adicción que supones para mi cuerpo. ¿Qué pasará si te pierdo, si el mundo perdiese el Sol, si la Tierra dejara de rodar, si la gente deja de soñar? Pues que se acabaría la razón de vivir y las ganas de seguir, las mismas que perdería yo si no te tengo aquí.



domingo, 27 de marzo de 2016

Perfección humana

Mátame, oh sí, mátame…vuelve a sonreír y quedaré sepultada en lo más profundo de esta Tierra que no es capaz de dar todo el calor que tu hermoso cuerpo emana. ¿Qué sabrán los demás de querer, de anhelar o de soñar si nunca han visto tus enormes ojos, en los cuales un océano cabría entero? ¿Qué sabrá el cielo de alturas si nunca habrá tenido tanto vértigo como mi persona cuando me rozas? ¿Qué sabrá la vida del disfrute que proporciona toda ella si jamás ha sido besada por tus labios? Tus labios…tan jugosos y tan atrayentes que parecen ser la misma manzana prohibida del paraíso, la caja de Pandora, un mundo entero por descubrir…mi mundo.
Ámame, es lo único que te pido y a la vida, ¿qué más pedirle si ya me ha dado lo mejor que en ella habita, la criatura perfecta, el Adonis hecho de carne y hueso? Sí…le pediría que si pudiera cambiar la perspectiva te otorgara verte como yo te veo, a través de mis ojos y pudiendo contemplar que para mí eres ese sueño que todo niño desea de pequeño, eres la ilusión en la cara de un anciano al ser escuchado, eres las ganas de alguien desesperado, el ímpetu de la vida, la felicidad del mundo entero.




Arde en la lluvia

Ardo en mitad de la lluvia, nadie me ve, soy completamente invisible, ¿por qué? No quieren ver la realidad…el fuego de nuestro interior pide a gritos salir y ser libre de una vez por todas. Ser quien realmente se quiere ser, sin miedos, sin prejuicios, hacer lo que se quiera sin temor al qué pasará, a sus consecuencias.
Ardo en mitad de la lluvia bailando la danza de los olvidados, siguiendo una música que sólo los locos pueden escuchar pero, ¿sabéis qué? Aunque os hagáis los duros alguna vez caeréis y lo haréis tan bajo como nunca imaginasteis. Sólo ahí os daréis cuenta del valor que guardamos cada uno en nuestro interior, sólo ahí entenderás de lo que te hablo.

Ardo en mitad de la lluvia cantando a la soledad, a la oscuridad y a la eternidad. Tres simples cosas que nos acompañan la mayoría del tiempo, en un bucle que no tiene fin. Pasamos desapercibidos entre tantos iguales y ocupados pensando que no nos damos cuenta de quiénes son los que nos rodean. Mira bien: ella, él. Son iguales que tú. Ellos también arden en mitad de la lluvia, así que grita, salta, canta y llora si es necesario, no te juzgarán, te envidiarán.