miércoles, 26 de abril de 2017

Mar de dolor.

Quise despertar, ver al Sol nacer, la Luna envejecer y el tiempo correr pero mis ojos están cerrados, no quieren seguir mirando...No volverán a ver el Edén, el hermoso atardecer, no disfrutará de la dulce poesía, de sentirse querida y siento cómo la vida se escurre por mis heridas.
Sin saber qué hacer ni qué decir me dirijo sin rumbo hacia ti, hacia mi perdición, mi maldición, el ser cruel que me ha querido así, sin redención. Mi barco no tiene otro rumbo, ya que por mucho tiempo fuiste el único, mi tabla de navegación, el capitán que maneja el timón mas ni cuenta me di que la ruta era el mar de tus recuerdos, allí donde entierras a las personas que alguna vez te quisieron. ¿Por qué no pudiste dejarme ir cuando ya no querías seguir? ¿Tenías que hacerme sufrir? ¿Era necesario abandonarme en este escenario tan ruin con sucio olor a jazmín, rodeado de cuerpos inertes que el mar sostiene fruto de tu acto infantil?
No sé a dónde mirar y de pronto tú te has marchado, me has dejado aquí, con el corazón marchitado, echo mil pedazos y sin querer cada retazo se ha ido colando por los cuerpos llenos de balazos. Igual que a ellos...¿mi final será así de trágico? No quiero ni imaginarlo. Mi vida entera te dediqué, no me di cuenta, no me percaté de que mi inocencia era más que tu inteligencia y eso te gustaba, de mí te aprovechabas. Por el camino equivocado me llevaste y cuando ya era demasiado tarde no supe alejarme, ¿por qué no lo vi? ¿De verdad todo acaba aquí, así?
Cumpliendo la condena de un preso me has arrebatado el disfrutar de la vida, las ganas de sentirla. Lamentos, sollozos, deseos perdidos en un pozo y aún en mi cabeza rondan tus mentiras en las que me decías que me querías y no me dejarías caer, ya no soy la niña ingenua del ayer. Me reclutaste para vivir en un mundo donde la gente no puede sentir afecto...no son capaces de mostrarse respeto y siguen buscando, deambulando algo que les de calor, fuerzas para volver a ser ese "yo".
Sin embargo, debajo de tanto dolor hay algo que el hielo no derritió, algo que no arrasó tras la destrucción y sin saberlo teníamos delante nuestro mayor don. Nos logramos alzar como soldados que han asumido perder una batalla pero armados de nuevo en busca de venganza. Seguiremos luchando día tras día por recomponernos, armarnos y volver a ser eternos. Nadie jamás nos volverá a usar y pronto tú caerás, sufrirás, sentirás lo que significa que la vida te abandone y sin poder remediarlo querrás suplicar miles de perdones pero muy tarde será, has echo demasiado mal.